domingo, 5 de octubre de 2008

Por las noches...

A veces se quedaba dormido muy cerca de ella, lo suficiente para sentir su respiración. Otras, prefería pasar la noche en el sofá, alejado de su cálido cuerpo, para sentir la brisa fresca del mar entrar por la ventana. Pero en invierno gustaba de meterse entre las sábanas y pegarse a su cuerpo, tan calentito y tan blandito, que enseguida se hacía una rosquilla y se ponía a ronronear.