La mujer que había dentro de mí murió aquella misma noche. Bajo la lluvia. Dentro de aquel coche. En aquel mismo instante. En aquella curva maldita en la que tantas veces te había repetido las mismas palabras: “Cari, cuidado, no corras, frena un poco que me da miedo”. Desde entonces no soy más que un fantasma que recorre las callejuelas de este cementerio recitando tu nombre… Haciéndome la misma pregunta incesante: ¿por qué me quedé en casa aquella noche?
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2 comentarios:
k pringa la fantasma esta.....
Pringao tu idiota
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