Un día pensé en regalarte una flor,
arrancarla de su jardín y envolverla
en celofán azul,
atada con un lazo de tul.
Más tarde me dio pena:
una flor decapitada,
un cadáver envuelto en su mortaja,
marchitándose al son de las horas…
Decidí entonces regalarte
una flor vibrante
caliente
palpitante…
Pero no hallé celofán suficiente con el que
envolver mis pechos…
Te espero desnuda en el lecho.
(El lazo de tul lo llevo atado a la cintura)
4 comentarios:
Me parece un poema sublime,tan apasionado tan sensual,tan... chapeau!!
Muchísimas gracias Benito por tu comentario, me alegra mucho que te guste. Lo recitaré el próximo jueves 24 en Pinoso, a las 18.30 en la casa de Cultura, estás invitado.
Sencillo,efectivo y carnal. Las primeras palabras son de hueso, rellenándose de carne, para terminar en piel temblorosa, deseando ser dichas con los dientes apretados suavemente.
Una pequeña delicia.
Saludos.
Muchas gracias Finiconlasgafas, un comentario muy sugerente ;-) Gracias por pasearte por mi blog!
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